Es sabido que el Pet(1) es utilizado por el 99,9% de los productores de líquidos, debido a que es económico y liviano, además esta resina es altamente reciclable. Sin embargo, el desafío se encuentra en cómo alcanzamos el 100% de su circularidad, junto con establecer una hoja de ruta clara y transversal para crear un criterio común en torno al reciclaje. Puesto que hemos visto, y celebrado, la aparición de envases 100% compostable y biodegradable, que si bien, pese a sus buenas intenciones, suelen perjudicar más que colaborar al propósito de la reintegración o aumento del ciclo de vida. Puesto que hoy Chile no posee la tecnología o la industria para su reciclabilidad. Por lo cual, estas botellas terminan en las valorizadoras, incrementando el gasto por selección y descarte, donde finalmente se transforman en basura.
Esto, sin duda, nos revela que el plástico no es el problema, sino más bien es un excelente material con pésimo uso, donde su proceso de circulación y reciclaje debe ser potenciado. Estamos en un momento clave, con miras a la Ley REP, para que las industrias puedan hacerse cargo de sus residuos, recuperación y reciclaje, a fin de que Chile lidere entres los estándares de la OCDE. Pero no podemos hacerlo solos, este proceso debe estar acompañado de un proceso de transformación ciudadana, entendiendo al plástico como una nueva economía y de gran valor para la zona macro norte.
